miércoles, 17 de junio de 2009

El Rey del Calzón Cagado

Había una vez un rey tan cobarde que notenía ni castillo ni princesa.

Y ocurrió una gran batalla. El ejército peleaba sin cuartel y las espadas chocaban prodiciendo chispas y un Rey un poco cobarde se preparaba para entrar en la lid. Tenía tanto miedo que las piezas de su armadura chocaban unas con otras haciendo un ruido como de cascabeles.

Como no le quedaba más remedio, se fue a pelear pero con la mala suerte que del terror que sentía se hizo caca encima.

Cuando se acercó al combate, el olor que llevaba hacía que muchos soldados se mareasen y caían redondos al suelo.

_ ¡Cuidado, que viene el Rey del Calzón Cagado!

...y todos los caballeros se retiraban de su lado

_¡Cuidado, que viene el Rey del Calzón Cagado!

Apestaba tanto que muchos soldados huyeron y al final, claro está, ganó la batalla por la retirada del enemigo.

Como le había dado tanta suerte, el Rey decidió que no se quitaría los calzones sucios y todos le llamaban ya el rey del Calzón Cagado.

Como premio recibió un hermoso castillo y ahora sólo la faltaba una princesa.

De todas cuantas conocía, la que más le gustaba era una a la que llamaban la Princesa de la Naríz Fina, ya que era capaz de oler cualquier cosa por muy lejos que estuviera.

La pobre Princesa quería mucho al Rey pero cada vez que él se acercaba para hablar con ella, ésta se desmayaba de la peste.

Así que el Rey tuvo que lavarse y lavar los calzones para poder acercarse a la princesa.

Cuando la princesa de la Naríz Fina notó que el Rey del Calzón Cagado ya no tenía el calzón cagado se puso muy contenta y enseguida se casó con él.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado...
y el que no levante el culo, es que lo tiene cagado!

viernes, 5 de junio de 2009

El león, el niño y el fantasma

Ese día, la selva estaba muy alborotada, los animales se habían reunido y no dejaban de discutir acerca de un asunto.

_ ¡Hay que ponerlo en conocimiento del Rey!_ dijo el Mono y allá que se fueron todos.


El Rey, que era por supuesto el León, dormitaba en la sabana cuando le sobresaltó el sonido de unos pasos (BUM, BUM, BUM..) Se trataba de los pasos del Elefante que se acercaba a él seguido de la Jirafa, la Cebra, el Mono y los demás leones.

_ ¿Qué ocurre aquí?_ preguntó.

Al punto, todos los animales se pusieron a quejarse y a gritar, hablaban todos al mismo tiempo y tan fuerte que al Rey empezaba a darle dolor de cabeza, entonces abrió sus enormes fauces y rugió.

_ GRRRRRRR!!!!
Todos se callaron.
- A ver, de uno en uno.

_ Verá Su Majestad, dijo la Cebra_ hay alguien que por las noches no deja de hacer travesuras y no nos deja dormir. Y gasta bromas muy pesadas.

_ ¿Sí?_ preguntó el Rey_ ¿que es lo que hace?

_ A mí Majestad_ respondió el Elefante_ me hace nudos en la trompa mientras duermo y por la mañana no puedo comer ni beber hasta que los demás elefantes me deshacen el nudo y a veces son nudos muy difíciles!!

_ ¿Y a tí, Jirafa, también te hace nudos en el cuello?

_ No, Majestad, a nosotras nos arranca los brotes tiernos de las hojas que comemos y los pone en lugares a los que no llegamos con nuestro cuello.

_¡Vaya! ¿os esconde también la comida a vosotras, Cebra?

_ A nosotras con una brocha nos pinta blancas y negras...

_ Si ya sois blancas y negras..._ se extrañó el Rey

_ No pinta TODO de blanco o TODO de negro, borrándonos las rayas.. y no vea lo que cuesta quitarse la pintura...

_ Y a vosotros, Mono, ¿tanbién os pinta?

_ No. Como sabe Su Majestad, nosotros preparamos los plátanos que tomaremos en el desayuno la noche antes, pues él nos los derperdiga por todas partes y hemos de prepararlos otra vez cuando nos levantamos.

_ ...pero con los leones no se atreverá _ dijo el Rey

_ Mire Majestad, como tenemos las melenas, porque con una tijera nos la corta mientras dormimos.

Cuando escuchó eso el Rey se enfadó muchísimo y prometió que él mismo se encargaría de darle una buena lección a ese travieso animal.

Entonces apareció la serpiente arrastrándose por el suelo.

_ Yo sssse quién essss_ anunció_ no essss un animal, esss un fantassssma. Pero puedo ssseguir sssu rasstro.

_ Esto es lo que haremos_ dijo decidido el León_ A ver, Elefante, tú entierra tu trompa cuando duermas y no te podrá hacer nudos. Jirafa y Cebra, una que vigile mientras la demás duermen y si aparece dadle coces y mordiscos. Mono, guardad los plátanos debajo del colchón y no os lo quitarán. En cuanto a los leones, enredaos piedrecitas en el pelo, veréis que no os cortan las melenas. La serpiente y yo le perseguiremos y le atraparemos.

Esa noche cuando el pequeño fantasma comenzó a hacer sus diabluras no pudo hacerle nudo en la trompa al Elefante porque no la encontraba. Tampoco pudo arrancar las hojitas que comían las jirafas porque estaban vigilando y cuando se acercó a pintar a las cebras le dieron coces y mordiscos. No fué capaz de encontrar los plátanos de los monos y muy enfadado se dió cuenta de que se le partían las tijeras al ir a cortale el pelo a los leones. Como no pudo gastar ninguna de sus bromas, iba furioso por la selva rompiendo hojas y ramitas y fue fácil para el León y la Serpiente seguir su rastro.

El Rey se lanzó al ataque, corrió tras el fantasme raudo como una flecha, pero los fantasmas no son lentos y también corría lo suyo... ya estaba el León a punto de darle alcance cuando...

_AAYYY!!!

Una rama de las que había roto el fantasma se le clavó en la pata y no pudo continuar. Como le dolía mucho se acercó al río a meter la pata en el agua fría y allí estaba cuando alguien apareció tras los matorrales. Era un niño, que al ver al León herido se acercó y le preguntó:

_ ¿Como te llamas? ¿No tienes nombre?

El León no sabía lo que era un nombre

_ ¡Pues te llamaré Pepe!_ dijo el niño.

Lentamente se acercó a él y con cuidado le curó la pata. El niño y el León aprendieron a entenderse porque el abuelo del pequeño, que era un gran hechicero, le había regalado una poción para hablar con los animales. Y así se enteró el niño de lo que ocurría con el fantasma.

_ ¡Yo te ayudaré!

La noche siguiente estaban todos preparados y cuando el fantasma iba enfadado por no poder haber hecho sus travesuras otra vez, el Rey Pepe León salió disparado detrás de él y el fantasma corría tanto que no vió la trampa especial para fantasmas que le había preparado el niño y allí se quedó atrapado.

_ ¡Sacadme de aquí! _ decía a gritos, pero nadie se apiadaba de él.

_ De eso nada, te voy a devorar_ dijo el Rey Pepe León.

_ ¿Por qué no le perdonamos?_ dijo el niño_ está muy arrepentido y seguro que no gastará más bromas...

El Rey Pepe León habló con los demás animales y decidieron perdonarlo, pero a cambio debería cumplir un castigo: a partir de ese día tendría que rascarle la espada a todo animal que se lo pidiera.

Al final, todos se hicieron amigos el niño, los animales y el fantasma y el Rey Pepe León les gobernó con sabiduría mucho, mucho tiempo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

miércoles, 3 de junio de 2009

Los tres hermanos

Había una vez un bosque, y en el bosque un leñador que vivía con su esposa pero que no tenía hijos.


Un día vió algo flotando en el rio. El buen leñador fue a recoger lo que resultó ser una cesta dentro de la cual había tres niños desnudos y tres pequeñas perlas. El leñador se llevó a los niños a su casa y allí, él y su esposa, los criaron como si fueran sus hijos.


Los niños fueron creciendo y se convirtieron en hombres. El mayor era tan fuerte que podía levantar una casa con sus manos, el segundo era tan listo que encontraba la solución a cualquier problema y el menor podía escuchar cualquier sonido, por minúsculo que fuera y entendía el lenguaje de los animales y cada uno llevaba colgando del cuello una de las perlas que su padre encontró en la cesta.


Los tres hermanos ayudaban a su padre en su trabajo y salían al bosque a cortar grandes árboles. Fué uno de esos días cuando el hermano mayor, que era tan fuerte, había cortado dos enormes robles.


_ Pero estoy muy cansado para llevarlos hoy a casa, dijo el primer hermano.


El segundo hermano se quedó pensando y dijo:


_ Durmamos aquí hoy y mañana los llevaremos flotando por el río.


Y así lo hicieron. Durante la noche el pequeño no pudo dormir, había muchos animales nocturnos en el bosque y con su charla no podía conciliar en sueño. Escuchó una voz tenebrosa que decía:


_ Nadie puede oiiiirme..., nadie puede oiiiirme..., nadie puede oiiiiirme....


_ ¡Yo te oigo!_ dijo el muchacho_ ¡y no me dejas dormir!


El fantasma, porque era un espíritu del bosque, se asustó cuando el hermano habló y asustó más todavía cuando vió la perla que llevaba.


_ ¡Tengo que decírselo al brujo del bosque!_ y salió corriendo.


Ya estaba el hermano menor a punto de dormirse cuando dos ranas se pusieron a charlar a la orilla del río.


_ ¿te has enterado? ¡qué tragedia! ¡ han secuestrado a las hijas del Rey del río!


_ Dicen que ha sido un monstruo, un dragón enorme que se las ha llevado con él a su guarida...


....


_ ¿Habéis oído?_ dijo el pequeño despertando a sus hermanos_ Debemos hacer algo!!


Y les contó lo que habían dicho las ranas.


Y los tres hermanos que eran muy valientes decidieron ir a rescatar a las hijas del Rey del Río.




_ Yo bajaré primero al fondo del rio_ dijo el mayor_ porque soy el más fuerte y aguanto mejor la respiración..


Todo fué sumergirse cuando de repente un suave fulgor empezó a surgir de la perla que llevaba al cuello y , para su sorpresa, descubrió que podía respirar debajo del agua. Asombrados, los tres hermanos se zambulleron en las aguas del rio y comenzaron a bajar hacia el fondo.


Nadaron y nadaron, cada vez por aguas más frías y oscuras. Por fín, allá a lo lejos divisaron una ciudad sumergida





(continuará...)

Un cuento para Daniel

Daniel tiene seis años, los ojos verdes y una cabecita llena de pelo rubio y de fantasías.
Todas las noches, es inevitable, me pide un cuento para irse a dormir.
Ya hemos conocido a Caperucita Roja, Blancanieves, Cenicienta, Juan Sin Miedo... y una buena multitud de personajes, pero él quiere ir más allá.
Quiere sus cuentos, sus propios cuentos, algo que no haya escuchado antes, algo en los que él cree los personajes, las situaciones y participe de ellos.
Así que , cada noche, nos damos las mano y nos adentramos en el Mundo de Fantasía, donde la Emperatriz Infantil nos pide que hagamos más grande su Reino y nosotros, como buenos caballeros que somos, no podemos negarnos a uxiliar a una dama en apuros...