viernes, 5 de junio de 2009

El león, el niño y el fantasma

Ese día, la selva estaba muy alborotada, los animales se habían reunido y no dejaban de discutir acerca de un asunto.

_ ¡Hay que ponerlo en conocimiento del Rey!_ dijo el Mono y allá que se fueron todos.


El Rey, que era por supuesto el León, dormitaba en la sabana cuando le sobresaltó el sonido de unos pasos (BUM, BUM, BUM..) Se trataba de los pasos del Elefante que se acercaba a él seguido de la Jirafa, la Cebra, el Mono y los demás leones.

_ ¿Qué ocurre aquí?_ preguntó.

Al punto, todos los animales se pusieron a quejarse y a gritar, hablaban todos al mismo tiempo y tan fuerte que al Rey empezaba a darle dolor de cabeza, entonces abrió sus enormes fauces y rugió.

_ GRRRRRRR!!!!
Todos se callaron.
- A ver, de uno en uno.

_ Verá Su Majestad, dijo la Cebra_ hay alguien que por las noches no deja de hacer travesuras y no nos deja dormir. Y gasta bromas muy pesadas.

_ ¿Sí?_ preguntó el Rey_ ¿que es lo que hace?

_ A mí Majestad_ respondió el Elefante_ me hace nudos en la trompa mientras duermo y por la mañana no puedo comer ni beber hasta que los demás elefantes me deshacen el nudo y a veces son nudos muy difíciles!!

_ ¿Y a tí, Jirafa, también te hace nudos en el cuello?

_ No, Majestad, a nosotras nos arranca los brotes tiernos de las hojas que comemos y los pone en lugares a los que no llegamos con nuestro cuello.

_¡Vaya! ¿os esconde también la comida a vosotras, Cebra?

_ A nosotras con una brocha nos pinta blancas y negras...

_ Si ya sois blancas y negras..._ se extrañó el Rey

_ No pinta TODO de blanco o TODO de negro, borrándonos las rayas.. y no vea lo que cuesta quitarse la pintura...

_ Y a vosotros, Mono, ¿tanbién os pinta?

_ No. Como sabe Su Majestad, nosotros preparamos los plátanos que tomaremos en el desayuno la noche antes, pues él nos los derperdiga por todas partes y hemos de prepararlos otra vez cuando nos levantamos.

_ ...pero con los leones no se atreverá _ dijo el Rey

_ Mire Majestad, como tenemos las melenas, porque con una tijera nos la corta mientras dormimos.

Cuando escuchó eso el Rey se enfadó muchísimo y prometió que él mismo se encargaría de darle una buena lección a ese travieso animal.

Entonces apareció la serpiente arrastrándose por el suelo.

_ Yo sssse quién essss_ anunció_ no essss un animal, esss un fantassssma. Pero puedo ssseguir sssu rasstro.

_ Esto es lo que haremos_ dijo decidido el León_ A ver, Elefante, tú entierra tu trompa cuando duermas y no te podrá hacer nudos. Jirafa y Cebra, una que vigile mientras la demás duermen y si aparece dadle coces y mordiscos. Mono, guardad los plátanos debajo del colchón y no os lo quitarán. En cuanto a los leones, enredaos piedrecitas en el pelo, veréis que no os cortan las melenas. La serpiente y yo le perseguiremos y le atraparemos.

Esa noche cuando el pequeño fantasma comenzó a hacer sus diabluras no pudo hacerle nudo en la trompa al Elefante porque no la encontraba. Tampoco pudo arrancar las hojitas que comían las jirafas porque estaban vigilando y cuando se acercó a pintar a las cebras le dieron coces y mordiscos. No fué capaz de encontrar los plátanos de los monos y muy enfadado se dió cuenta de que se le partían las tijeras al ir a cortale el pelo a los leones. Como no pudo gastar ninguna de sus bromas, iba furioso por la selva rompiendo hojas y ramitas y fue fácil para el León y la Serpiente seguir su rastro.

El Rey se lanzó al ataque, corrió tras el fantasme raudo como una flecha, pero los fantasmas no son lentos y también corría lo suyo... ya estaba el León a punto de darle alcance cuando...

_AAYYY!!!

Una rama de las que había roto el fantasma se le clavó en la pata y no pudo continuar. Como le dolía mucho se acercó al río a meter la pata en el agua fría y allí estaba cuando alguien apareció tras los matorrales. Era un niño, que al ver al León herido se acercó y le preguntó:

_ ¿Como te llamas? ¿No tienes nombre?

El León no sabía lo que era un nombre

_ ¡Pues te llamaré Pepe!_ dijo el niño.

Lentamente se acercó a él y con cuidado le curó la pata. El niño y el León aprendieron a entenderse porque el abuelo del pequeño, que era un gran hechicero, le había regalado una poción para hablar con los animales. Y así se enteró el niño de lo que ocurría con el fantasma.

_ ¡Yo te ayudaré!

La noche siguiente estaban todos preparados y cuando el fantasma iba enfadado por no poder haber hecho sus travesuras otra vez, el Rey Pepe León salió disparado detrás de él y el fantasma corría tanto que no vió la trampa especial para fantasmas que le había preparado el niño y allí se quedó atrapado.

_ ¡Sacadme de aquí! _ decía a gritos, pero nadie se apiadaba de él.

_ De eso nada, te voy a devorar_ dijo el Rey Pepe León.

_ ¿Por qué no le perdonamos?_ dijo el niño_ está muy arrepentido y seguro que no gastará más bromas...

El Rey Pepe León habló con los demás animales y decidieron perdonarlo, pero a cambio debería cumplir un castigo: a partir de ese día tendría que rascarle la espada a todo animal que se lo pidiera.

Al final, todos se hicieron amigos el niño, los animales y el fantasma y el Rey Pepe León les gobernó con sabiduría mucho, mucho tiempo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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